
Por
SUSANA D., URUGUAY

Mi vida siempre giró en torno a los animales y especialmente a los maltratados, abandonados, accidentados, hambrientos. Han tocado mi vida una colección de perros, gatos, conejos, tortugas, peces y pájaros. Todo empezó con AZRAEL, mi primer "mascota". Mía, no de la familia, sólo mía. Fue amor a primera Vista. Después me enteré que fue un rescate a tiempo, (sus hermanos tuvieron peor suerte). Un gatito flaco, negro, negrísimo y ojazos verdes. Fue durante 10 años, mi compañero, mi cómplice, mi analista, mi verdugo, mi sostén y mi AMOR.
Aprendió a soportar y tolerar a toooodos los compañeros de viaje que le impuse ya que no puedo con mi condición de sentir un pavoroso e incontrolable deseo de protegerlos y mimarlos a todos los que se cruzan en mi camino. ¡¡¡Y VAYA QUE SE HAN CRUZADO DECENAS!!! Cada pérdida, partida voluntaria o no, es motivo de la más profunda pena. DIOS ES MI TESTIGO. Eso es algo que no puedo soltar. "SUELTA LOS APEGOS" se nos exige para evolucionar, soltar, liberar, cortar. ¿PERO ALGUIEN ME PUEDE EXPLICAR CÓMO SE HACE? ¿ALGUIEN LOLOGRÓ?Muchas veces me encuentro rogando a mis mascotas que ya se encuentran d
el otro lado del velo que me den una respuesta, una señal, algo que me indique el camino para soltar ese amor, ese sentimiento que me ata y demasiadas veces me hace sufrir, tantas como me hace feliz. Y aquí está mi paradoja: quiero evolucionar para dejar atrás el mundo de crueldad y dolor pero no puedo soltar una de esas puntas de la dualidad que me frenan para llegar a la unicidad.- ¿ALGUIEN EN SU LOCO JUICIO ME ENTIENDE?



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